Respetar la existencia de múltiples culturas significa que ninguna de ellas muestre tentaciones imperialistas de anexionarse o asimilarse a las otras, o rechazarlas, como es habitual hoy en día. Como la historia, nos avisa de los tantos casos con estas tentaciones que han existido, la sociedad civil debe activar los dispositivos necesarios, entre ellos los educativos, para prevenir esas tentaciones y apoyar el nuevo pluralismo que se está construyendo y sólo se podría construir en una sociedad en la que prime la libertad y la democracia.
Es evidente que actualmente, una comunidad que insiste en sus particularismos étnicos, provocando conflictos, e incluso, a veces llegando a morir por ellos, no tiene ningún futuro. Bien, en las escuelas de las sociedades desarrolladas existe un gran problema en la manera de abordar estas cuestiones, y es que no se trata de una tarea fácil, en una sociedad en que las personas no distinguen entre sus deberes como ciudadanos y sus derechos como consumidores. .
Nos encontramos como ya hemos dicho, en un escenario social en que educar es muy difícil, y algunos de los motivos que hace que esta tarea sea tan complicada, son estos:
· Desde hace algún tiempo el respeto y el reconocimiento de los jóvenes por la educación es casi inexistente hasta llegar al punto de que la propia motivación de los alumnos tiene que ser auspiciada por los educadores (son éstos los que primero tienen que construir la relación, para después poder enseñar) para poder reafirmar su legitimidad y cumplir con su función Esto requiere de nuevos profesionales que si estén preparados para ello y que habrá que ir construyendo.
· Se cuestiona la capacidad de la familia para socializar y para educar, con lo cual ésta, delega sus funciones a la escuela y a los centros educativos, que no dan abasto.
· Y por último, la causa que aquí más nos interesa, está relacionada con el escenario multicultural que antes comentábamos. A las escuelas y a los profesionales de la docencia se les encargan nuevas atribuciones relacionadas con este escenario social. Se trata de atribuciones, relacionadas con objetivos y tareas, y que se las imponen personas externas a la institución educativa, como son los políticos, las familias, etc.
Bajo esta situación, se le pide a las instituciones educativas y es necesario para su continuidad, una reestructuración, de manera que el modo de organizarse y las funciones docentes cambien. Existen evidencias claras de que en el sistema educativo se está produciendo un proceso de restructuración, de todos los elementos que forman parte de este sistema educativo, desde el papel de los alumnos y de los docentes, el rol de los directores, de las demandas familiares, hasta por supuesto toda la organización en conjunto. Este proceso, que viene obligado por el escenario social, se está produciendo muy lentamente, pero ha de llevarse a cabo si se quiere dar respuesta a las metas del siglo XXI.
El Sistema Educativo de una sociedad, a la que la globalización y los nuevos movimientos migratorios ha convertido en multicultural, ha de contemplar una educación para la inclusión. Como consecuencia de las migraciones, las escuelas españolas han sido receptoras de muchísimos alumnos de diferente origen, se han convertido en un punto de encuentro, en el que conviven diferentes grupos étnicos y culturales. La escuela entonces, se transforman en un lugar en el que interaccionan hijos de familias autóctonas e inmigrantes, y como tal, ha de facilitar el establecimiento de relaciones ricas y positivas entre sus miembros, que potencien la capacidad de convivir con respeto, aceptación y reconocimiento, y donde todos se sientan incluidos.
Las instituciones educativas, en general, están experimentando un cambio, se están adaptando a la sociedad multicultural y están dando respuesta a la diversidad cultural de sus aulas. Deberíamos decir que la cultura escolar no se mantiene estable; la escuela se caracteriza por estar anclada y desfasada en muchos aspectos en relación al tiempo que le toca vivir, y por ello, se ha sumergido en un cambio. Pero la escuela, además de ese cambio que con paciencia está llevando a cabo, tiene en mente otro objetivo muy importante “vivir juntos”, y para alcanzar este objetivo está llevando a cabo otros planteamientos, no únicamente en el ámbito escolar, sino que pretende despertar una ideología que posibilite estas conductas también en un ámbito social.
Es cierto que esta meta se encuentra en la mente de todo educador, pero la escuela también necesita del apoyo y la colaboración de la institución familiar. Si no existe una relación entre ambas instituciones, la educación puede orientarse hacia el fracaso. La cultura, los valores, etc., que promueve la escuela deben estar de acuerdo con los valores y la cultura que se transmite en la familia.
La escuela de nuestro tiempo tiene que realizar la función de forjar a sus jóvenes en la pedagogía de la diversidad, ha de preparar al alumnado para relacionarse en mundos diferentes al propio, participando de la igualdad de las capacidades y de oportunidades. Es decir, en todo momento ha de estar presente la interculturalidad en el campo educativo, basada en el “vivir con” personas de diferentes razas , culturas y etnias. Esta situación, nos ofrece la oportunidad de abrirnos a procesos de autoconocimiento y de reconocimiento del otro, de compartir espacios y experiencias, y de formar un espacio en el que se potencie la interacción y el reconocimiento mutuo.
Para que la escuela cambie sus patrones generales de acoger a la diversidad y ofrezca una enseñanza y un aprendizaje de calidad, tanto profesores como familias han de asumir y aceptar como propios estos principios de los que venimos hablando, principios que han de coger forma a través del currículum escolar, ya sea oculto o no oculto.
Consideramos que este tema es muy actual y de gran importancia, si este es un tema que os interesa, podeis consultar libros como los que voy a citar:
Hargreaves, A. (1996). Profesorado, cultura y postmodernidad (Cambian los tiempos, cambian los profesores). Madrid: Morata.
Brembeck, C. (2001). Alumno, familia y grupo de pares: escuela y socialización. Buenos Aires, Eudeba.
Fernández, T., Molina, J., Campillo, M., Lluch, X., Ytarte, R. M., Mijares, L., et al. (2005). Multiculturalidad y educación. Teorías, ámbitos, prácticas. Madrid: Alianza Editorial
ANA
